viernes, 30 de enero de 2009

Observar

La gente me dice que cada vez fumo más.



¿Cómo puede ser? Cada vez fumo menos. No. Cada vez fumo menos, no. Lo que es cierto es que estoy fumando menos que la semana pasada, por ejemplo. O que a principios de mes.



Sin embargo, dos o tres me dijeron: che, ¿estás fumando más?


NO! No fumo más. Menos.



¿Qué es exactamente lo que resulta diferente, que nadie antes me hacía comentarios sobre el cigarrillo y ahora sí?

jueves, 29 de enero de 2009

Efecto residual

La leche me hace mal. En realidad, no tengo tolerancia a ningún lácteo. Por eso, hubiese preferido que Osho dijera que para dejar de fumar había que tomar agua o jugo o cerveza o algo así. Pero no. Es leche...


De todos modos, he notado una similitud en los componentes principales de la experiencia:

mientras fumo, el sabor, la sensación, el disfrute del cigarrillo, es fantástico. Pero al terminarlo, comienzo a sentir un residuo asqueroso de características inexplicables.

Mientras tomo la leche, es un placer. Algo calentito, dulce, nutritivo, reparador entra en mi boca. Cuando termino de tomar la mamadera, el malestar corporal es insoportable.



La cuestión es la siguiente: la leche y el cigarrillo tienen el mismo efecto residual nefasto en mi cuerpo.




MT

martes, 27 de enero de 2009

Well...

No sé si son las mamaderas, la leche, la miel, el todo, la intención, el calor, el hecho de que amenaza la lluvia y no llega nunca, las ganas, la voluntad, el cansancio, la vida, el destino, lo anecdótico, el cuerpo queriendo salvarse...



pero hoy me di cuenta que hasta hace poco, fumaba un paquete por día y ahora, fumo un paquete cada dos.




MT

Tres

Ayer a la noche tomé la tercera mamadera. Va mejorando notablemente el tema de entender cómo succionar, cómo no ahogarme, qué temperatura es más adecuada para la leche, cuánta miel ponerle...


Me tomé la mamadera mientras leía un libro, antes de apagar la luz.


Y dormí como un bebé. Or something like that...





MT

lunes, 26 de enero de 2009

La segunda

Cambié de leche. La primera me resultaba intomable.



La segunda también. El problema no parece ser la marca, sino el producto...


Ya le voy tomando la mano a la cuestión de succionar la mamadera.



El tema de las ganas de fumar, sigue intacto.




MT

domingo, 25 de enero de 2009

Complicación

Bueno, ayer tomé la primera, eh?... Fue repugnante. No sé tomar mamadera. Se hirvió la leche y enchastré la cocina. Así que no me jodan.



Hay una razón por la cual los adultos ya no tomamos mamadera.




MT

viernes, 23 de enero de 2009

Fue sin querer

Ayer no me tomé la leche. Me quedé dormida sin pretender dormir. Y cuando me desperté, ya era tarde. O temprano.



Whatever...




MT

jueves, 22 de enero de 2009

Sugestión

Debe ser psicológico, pero de sólo pensar en que hoy a la noche me voy a tomar la leche, ya me empezó a dar un poco de asco el pucho...





MT

sábado, 17 de enero de 2009

Reemplazo

Digo yo, propongo, tal vez funcione mejor, tal vez me den más ganas de empezar si mejoramos la propuesta inicial, si la tornamos más atractiva, si la volvemos más consumible...





¿Y si cambiamos la leche por güiski?




MT

jueves, 15 de enero de 2009

Libertad

Interlocutor -Que fumes me da dolor de cabeza

Yo -... (y corro el cenicero)

Interlocutor -Gracias, así está mejor





Nota para el que lee: estábamos en MI casa. No en un restaurant de la Polis, no en casa ajena, no en un hospital, no en el subte, no en el edificio de Greenpeace. Esto es inaudito... (Igual, va con onda, Interlocutor...)




MT

lunes, 12 de enero de 2009

Deterioro

Diálogo


Interlocutor -¿Volviste a fumar?

Yo -Sí. Pero no hablemos de eso. Au!

Interlocutor -¿Qué te pasa?

Yo -Mordí y me dolió. Creo que tengo un montón de caries.

Interlocutor -Es el pucho.




MT

domingo, 11 de enero de 2009

La decisión

Parece que en un momento dije que quería dejar de fumar.


Diálogo


Interlocutor -¿No era que ibas a dejar de fumar?

Yo -Pensé que sí, pero no quiero.

Interlocutor -Pero... Me habías dicho que sí...

Yo -Sí, bueno, pero después pasaron tantas cosas. Yo cambié. Vos no tenés la culpa. Son cosas que pasan, estoy confundida. Necesito un tiempo.

Interlocutor -¿Y ahora, qué hacemos?

Yo -No sé... esperar... Dejemos las cosas así por un tiempo, tal vez todo cambie... No sé qué decirte ahora, lo mejor va a ser que nos olvidemos de esto. No quiero lastimar más a nadie.

Interlocutor -Pero yo confiaba en vos. No podés hacerme esto ahora... ¿Cuánto tiempo tengo que esperar?

Yo -No sé.. no puedo responderte eso ahora. No sé cuánto tiempo. Perdoname. Es la primera vez que me pasa.

Ya sé

Hasta ahora pensaba que el sólo hecho de tomarme las mamaderas, iba a funcionar como un hechizo que me haría dejar de fumar. Y como no quiero dejar de fumar, no lo hacía.


Pero puede suceder, que las mamaderas no sirvan para dejar de fumar. Entonces, puedo empezar a tomar la leche y seguir fumando. ¿No?




MT

sábado, 10 de enero de 2009

Arrorró

La idea de la leche tibia antes de dormir me da invierno, no verano. Me resulta más sugerente cambiar la leche por vino tinto, por vodka y naranja, por jugo de arándanos bien frío...

Además, la leche me cae mal.

Además, no tengo ganas de andar tomando cosas en mamadera.

Además, no sé si la miel se va a derretir.

Además, además, además.


Además.




MT

jueves, 8 de enero de 2009

No dejar

No estoy tratando de dejar de fumar. Debiera dejar de fumar. Y listo. No intentar dejar de fumar. No probar dejar de fumar. Ya probé dejar de fumar. Y dejé de fumar.


Cuando dejé de fumar aquella vez, no fue un intento. Ni un deber. Recuerdo que, mientras fumaba aquél último cigarrillo, vi a una mujer entrar a un lugar con un cigarrillo en la mano. Observé sus movimientos. Ví qué chiquito era el cigarrillo al lado de su cuerpo. Un cigarrillo chiquito y flaquito, prendido, entre los dedos de su mano derecha.


Igual que yo, entre los dedos de la mano derecha. Y miré mi cigarrillo. Y no entendí qué estaba haciendo. No le encontré sentido.



Y lo apagué durante cinco años.

martes, 6 de enero de 2009

Volver

No hace mucho volví a fumar. Fumé durante muchos años y dejé durante muchos años también. Siempre lo extrañaba, igualmente.


Me había resultado fácil dejarlo. Pero siempre esperaba volver. Siempre.


Todavía no entiendo los beneficios de no fumar. No me vengan con que se respira mejor.





Yo siempre respiré mal.





MT

domingo, 4 de enero de 2009

El curandero llama dos veces

Interlocutor -Voy a ir de nuevo al curandero, a ver si ahora me hace dejar de fumar.

Yo -¿Pero no era que con una vez ya estaba, como con tu amigo?

Interlocutor -Si, conmigo funcionó bárbaro, pero dos o tres días nomás.

Yo -¿Pero no me dijiste que esa misma noche que fuiste a verlo, volviste a prender un pucho?

Interlocutor -Si... no sé que pasó...

A partir de mañana

Mañana, cuando me levante, no voy a prender un pucho. No va a ser lo primero que me lleve a la boca. Me voy a portar como una nena buena y no voy a fumar hasta no haber salido de casa.


¿Tamos?




MT

Impedimento

No puedo dejar de fumar. Punto.




MT

viernes, 2 de enero de 2009

Got milk?

Hoy renuevo el entusiasmo por los preparativos anti tabaco y me voy a comprar otra vez la leche. De todos modos, las ganas de mamadera no vinieron todavía. Ni una vez.




Guardo esperanzas. Y éstas también van a la alacena.




MT